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Foto del escritorJulián Baena

Madrid, abril de 2025


Han pasado un par de años desde que el Gobierno dio por terminada aquella gran crisis… atrás han quedado los días de soledad, confinamiento, angustia y ansiedad, pero gran parte de la población ha quedado con secuelas y aún recuerda el temor a la muerte y la desesperanza.


En los últimos meses se ha visto cómo nuevos partidos políticos y coaliciones se han hecho con el Ayuntamiento de la ciudad gracias a las propuestas que buscan exaltar y rescatar el carácter social y cultural de la ciudad. Saben que los últimos años fueron muy intensos y por ello gran parte de los presupuestos se han destinado a la inversión social y urbana.

He vuelto a echar un ojo a su Plan de Gobierno, y entre otras medidas está la rehabilitación de muchos espacios públicos, la apropiación de la ciudad con actividades culturales, deportivas y mil cosas más… habrá conciertos al aire libre, los museos no cerrarán sus puertas, incluso hasta veremos a la Gran Vía convertida en un extenso boulevard peatonal que conectará El Retiro con la Parque del Oeste -jooo! estoy flipando-.


Dicen que es por nuestra salud mental, que la ciudad debe ofrecer más espacios multisociales y policulturales, zonas de bienestar en cada uno de los barrios, porque es una forma para que la ciudad se reinvente y se acomode a la visión de la Agenda 2030. No me extraña que muchos hayan decidido irse a vivir a pueblos cercanos, pero los que nos quedamos en la ciudad ¿qué?.

Todo esto me hace recordar aquellas primeras Noches en Blanco, cuando casi toda la ciudad cambiaba por una noche, había alegría y eso te brindaba ese bienestar mental que necesitamos y aprendimos a valorar tanto. Como escribió Federico García Lorca‘(…) la calle más alegre del mundo, la calle donde viven juntas a la vez las cuatro estaciones del año, la única calle de la tierra que yo desearía que no se acabara nunca (…)’, pero esta vez a lo bestia y en toda la ciudad.


Pienso una vez más que este plan de gobierno no esta tan mal y que todas estas iniciativas han sido producto de un cambio en la mentalidad política de hacer ciudad y de cómo hacer que el urbanismo social y la salud mental permee todos los sectores de la sociedad.


He tenido que volver al pasado – a 2022-, para darme cuenta de lo tan básica que es la política de bienestar social y mental, y de lo mucho que nos falta por recorrer. Igual somos una sociedad a la que le cuesta aprender del pasado y que considera que nuestra psiquis aun no es prioridad.


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